Cristina Escorcia, una ingeniera de corazón

Cristina Escorcia era una niña cuando vio, por primera vez, un puente a mitad de construcción en la carretera que va desde El Viejo a Puerto Morazán; asombrada por la magnitud de la obra que se estaba haciendo sobre lo que antes era solamente tierra y rocas preguntó a su mamá “¿sobre eso vamos a pasar cuando lo terminen?” “¿y si se cae?”.

Esa primera impresión en la mente de la pequeña fue su motivación para decidirse estudiar la carrera de Ingeniería Civil.

“Si bien es cierto que estudiar una ingeniería algunas veces puede considerarse tedioso, por el tiempo que requiere que le inviertas, algo que considero muy importante sobre la ingeniería es la oportunidad que nos brinda de mejorar la calidad de vida de tantas personas”, dice la ingeniera Escorcia.

Además de aprender a conectar ciudades y acortar distancias entre las personas con la construcción de carreteras y puentes, Cristina también conectó con personas aplicadas y brillantes, entre compañeros de clases y maestros, quienes le dieron lecciones tanto académicas como de vida durante sus estudios universitarios.

“Algo muy significativo para mí fue pertenecer a una generación donde la mayoría de estudiantes eran mujeres, y más aún ver que liderábamos los grupos, participábamos con mayor frecuencia y sin miedo a cometer errores. Absolutamente nadie nos consideró menos o incapaz por ser mujeres, por el contrario, nos respetaban y apreciaban”, comenta Cristina.

Más que Ingeniería

La ingeniería civil, corresponde a una de las ramas más antiguas de la ingeniería y juega un papel fundamental en el desarrollo económico y mejora de calidad de vida de la sociedad, por ejemplo, la modernización de infraestructuras permite que existan más oportunidades de inversión y genera espacios más seguros que pueden ser aprovechados por la población.

“La principal finalidad de la ingeniería es dar solución a problemáticas y facilitar la vida de las personas; proponiendo soluciones más eficientes, rápidas y seguras, mediante la optimización de procesos”, considera.

El primer trabajo oficial Cristina fue en el Instituto Nicaragüense del Cemento y del Concreto (INCYC), una oportunidad que le dio la posibilidad de obtener dos certificaciones con reconocimiento internacional del American Concrete Institute (ACI).

“No podría estar más que agradecida por la oportunidad que tuve de ser parte de INCYC. Fue una gran experiencia aportar en la promoción de prácticas que cumplan con los estándares internacionales, ya que si se realizan de forma correcta se garantiza la calidad del concreto, y los materiales que lo conforman, mismos que son utilizados en la construcción. Además de esto, trabajar bajo un sistema de gestión de calidad me permitió incrementar mis conocimientos en temas de calidad y cómo brindar un mejor servicio”, expresó.

«Las carreras STEM son tanto para hombres como mujeres, ninguno tienen mayor facilidad que otro, todo está en el compromiso y las ganas que le pongamos a todo lo que hacemos. No tengas miedo de unirte al mundo de la ingeniería».

¿Consideras que más mujeres están apostando por este tipo de carreras?

“Creo firmemente que cada vez son más las mujeres que apuestan por estudiar algún tipo de ingeniería, con los años se ha podido disminuir un poco la brecha entre la cantidad de hombres y mujeres que optan por este tipo de carreras; sin embargo, considero que todavía existen estereotipos bastantes fuertes en la sociedad que catalogan este tipo de profesiones como ideales para los hombres”, dice Cristina.

“Hablando propiamente de nuestro país, este tipo de barreras, a mi parecer, se presentan más en las zonas rurales. Es necesario que en las familias se acompañe y apoye más a las mujeres que presentan interés o desean apostar en este campo, desde ahí contribuimos a que sientan mayor confianza en aventurarse y seguir aquello que anhelan”, agregó.

Asimismo, Cristina trata de dar el espacio y tiempo adecuado a su familia y su carrera profesional.

“Busco un balance entre estos mediante la organización. Trato de no descuidar la relación con mi familia y amigos, puesto que, al final de cuentas, son una parte fundamental en mi vida, son lo que me motiva a seguir creciendo personal y profesionalmente. En ocasiones es difícil combinarlas, pero trato de priorizar y darle a cada cosa la importancia que tiene”.